Peio H.Riaño investiga el mundo que rodea el mito de La Gioconda del Prado

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Madrid, 27 mar (EFE).- En una multitudinaria rueda de prensa, el Museo del Prado presentó en febrero del pasado año su Gioconda restaurada y las importantes conclusiones obtenidas sobre su estudio, como la constatación de que un discípulo del taller de Leonardo la ejecutó siguiendo los pasos del maestro.

Pero este descubrimiento, considerado como el más importante de la historia del arte del último siglo, no es más que un primer paso de una investigación que no puede quedar ahí y que debe continuar, en opinión del historiador y periodista Peio H. Riaño, autor del libro «La otra Gioconda. El reflejo de un mito».

Publicado por Debate, el libro es fruto de un año de investigación, de búsqueda en los archivos del Museo del Prado, de numerosas entrevistas realizadas por el autor a responsables de museos, restauradores y conservadores, con los que ha mantenido durante este tiempo una estrecha relación.

Escrito con planteamientos periodísticos a modo de veintiuna crónicas, Peio H.Riaño propone, partiendo de la Gioconda del Museo del Prado, un análisis del mundo del arte actual y alerta sobre la peligrosa situación del patrimonio histórico nacional.

El libro responde al deseo del autor de que el tema no se agotara en una semana de noticias.»Encontré muchas otras vertientes que podían ser susceptibles de reportajes que normalmente no podemos tratar día a día, al no haber tiempo para pararnos a investigar todo lo que se ha dicho de La Gioconda, todo lo que se ha escrito, que es increíble», indicó durante una entrevista con Efe.

En su opinión, un museo no es más que un gran parque de atracciones ilusionante.»Lo que vemos no es realmente lo que son las cosas, pero gracias a los ilusionistas que son los restauradores y conservadores esas pinturas vuelven a vivir».

La metáfora de la Gioconda del Prado «es asombrosa. Hemos estado más de doscientos años pensando que una pintura era de una manera y gracias a esos ilusionistas descubrimos que es de otra. Yo creo que incluso es una metáfora de nuestros días».

La larga investigación realizada le ha permitido a Peio H. Riaño pasear por los talleres de conservación y mantener un contacto directo con los restauradores «que hacen un trabajo asombroso. En estas visitas».

Por ejemplo, «me encontraba con Almudena Sánchez restaurando el cartón para tapiz de Goya ‘La boda’, que está realmente destrozado y por lo que dice ella no es de los que peor se conservan».

En el libro, en el que el autor hace referencia a diferentes vertientes del mundo del arte, se hace una llamada de atención sobre la importancia de la protección de nuestro patrimonio «que es un tema que no tienen sobre la mesa de reuniones nuestros ministros cada viernes. Hay que intentar que la ciudadanía tome conciencia de nuestra única riqueza, que es la que maltratamos y que es nuestro patrimonio».

Volviendo a La Gioconda, Riaño recuerda que cuando se presentó su restauración parecía que casi había sido como una casualidad tecnológica «y no tiene nada que ver con eso».

El proceso ha sido muy largo y «gracias a la atención, a la serenidad, a la devoción, a la responsabilidad de un equipo humano como el del Museo del Prado, que no olvidemos son funcionarios del Estado, se ha podido hacer este trabajo», explica.

La exhibición de La Giconda restaurada «llega al extremo de conseguir que aumente el PIB del país, al aumentar el turismo. Incluso puede afectar a la financiación del propio museo que en estos momentos está tan débil, tan en las ultimas».

No de debe permitir, asegura, que el Prado sufra recortes del 30 por ciento en los Presupuestos Generales del Estado, «justo el año en que se trabaja y se presentan investigaciones tan importantes como las de La Gioconda, «El vino de la fiesta de San Martín», de Pieter Bruegel el Viejo, o la atribución a Tiziano de un «San Juan Bautista» que se encontraba una iglesia de Cantoria (Almería)».

Recuerda que la pintura del Prado ha sufrido «una elipsis de casi tres siglos en los que ha permanecido silenciada. Ahora regresa del pasado cargada de incógnitas y pocas respuestas».

En contra de «la teoría romántica de que la suciedad forma parte de un cuadro», cree que el Louvre por una parte trata de templar el descubrimiento del Prado «y por otra se aprovecha de él para agilizar los trámites de restauración de La Gioconda».

«La tabla del Prado viene a confirmar y denunciar que lo que estamos viendo desde hace más de 200 años no es la obra de Leonardo. Esa denuncia va a ayudar a mover la pieza básica».

La imagen de La Gioconda va a variar, «la restauración va a ser difícil y el cambio iconográfico tremendo, pero hay que hacerlo. Lo que vemos ahora es una mujer sumergida en un lodo verde, que no tiene nada que ver con ningún concepto de Leonardo», según el autor. Mila Trenas

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